Además de la floración como momento clave en el ciclo del viñedo, a lo largo del invierno, durante su reposo, la poda es una labor fundamental que marcará tanto el inmediato futuro como el medio plazo de las cepas.
Podar no es solo cortar la madera sobrante, es una labor clave y su ejecución, en esencia, definirá la producción y la calidad de las uvas en la próxima vendimia.
“Cortadores” hay muchos, podadores pocos. Podar es darle forma a la viña, orientar la conducción de la savia por la planta de forma racional y ajustada al vigor de cada cepa, al suelo donde se desarrolla, a las características climáticas o microclimáticas de cada parcela. Podaremos de una manera u otra según la variedad, decidiremos como proseguir según el esbozo de su comportamiento pasado, de cómo se desenvolvió el año anterior. En definitiva, podar, supone un ejercicio donde el podador, el verdadero podador, aúne conocimiento, experiencia, rigor, sentido común y un instinto especial que solo se adquiere gracias a años y años de poda y que le permitirá llevarla a cabo de forma correcta.
Este año nos estamos encontrando con una marcada heterogeneidad en el estado de la madera de las cepas; hay zonas en las que esta ha “curado” bien, donde la decisión de que vara o pulgar dejaremos solo depende de su mejor posición. Sin embargo, en otros enclaves u otras variedades, la madera de poda que merezca la pena es escasa, mal agostada o de limitado vigor, muy débil, por lo que debemos sacrificar la correcta formación o situación de la vara y quedarnos con lo poco que al menos nos asegure el futuro de la cepa. En estos casos, ya sea poda a pulgares, varas o combinada, no debemos pensar en la producción de la próxima vendimia y debemos ir un paso más allá. Sacrificaremos la cosecha de este año en favor de una recuperación de la cepa. A veces son decisiones difíciles pero en la poda de la vid, al igual que en otros muchos aspectos de la vida, no debemos tener una visión cortoplacista, si no la cepa tendrá un futuro exiguo.
Estamos en plena época de poda en Galicia y el tiempo frío de este invierno, está ayudando mucho a esta labor tan importante para nuestros viñedos. Con lluvias escasas y unas temperaturas “soportables”,las viñas no lloran y las heridas podrán cicatrizar correctamente.
¿Año de nieves, año de bienes?
Depende…
Tengo una pequeña huerta en la província de Leon, y habia unas CEPAS en una esquina perdidas.
Las empece a podar y dar forma y se recuperaron bien, hasta que el vecino ha levantado un muro de separacion. Ahora le he dado forma de Parra y preparado para dar sombra.
Las he podado este día 25 de Enero y no lloraban nada. En cambio una nogal joven que está al lado le quite varias ramas muy bajas y al día siguiente estaban llorando todos los cortes que le hice.