Año de nieves, año de bienes. También en el mundo del vino. Este año atípico, en el que estamos viviendo un eterno otoño, es magnífico para pasear y disfrutar de las terrazas, pero muy perjudicial para nuestra uva en la D.O. Rías Baixas. A estas alturas podemos comenzar a predecir una mala cosecha 2016, ya que la uva no va a alcanzar el tiempo de descanso vegetativo que tanto necesita la viña.
Aunque no se conoce con exactitud, podemos estimar que el Albariño necesita un periodo de horas de frío que ronda las 250. Estas horas de frío se contabilizan cuando se llega a una temperatura de 7º C o menor, y esas 250 horas están estimadas como el mínimo necesario para que la viña repose, de cara a desarrollarse en buenas condiciones en la primavera, cuando inicie su brotación.
En inviernos como el de 2012 vivimos una situación similar y las horas de frío fueron muy justitas, lo que contribuyó, junto a otros factores, a que la cosecha fuese penosa.
A día 26 del mes pasado de este año llevábamos solo 237 horas de frío, muy pocas para un final de enero. Si en febrero comenzamos a tener días de temperaturas por debajo de los 7ºC podremos llegar a ese mínimo de horas, de lo contrario ya tendríamos uno de los factores que afectan negativamente a la producción.
Ya se sabe: cuerpo descansado, dinero vale…Y aunque nos encanta poder disfrutar del sol, está claro que este tiempo totalmente anómalo va a repercutir de una u otra manera no solo en los viñedos, sino también en el equilibrio de nuestra naturaleza. Aún es pronto para sacar conclusiones definitivas pero por el momento todo apunta a que en septiembre no vamos a encontrarnos frente a las tan deseadas buenas cosechas.
¡Os mantendré informados!