El sector del vino en Galicia ha dado pasos de gigante en los últimos años. Campaña tras campaña vemos innovación en cuanto a procesos de elaboración, embotellado, nuevas formar de maceración, envejecimiento… Espumosos, añejos, espirituosos y una larga lista de nuevas propuestas llegan progresivamente al mercado, con muy buena acogida. Y eso nos lleva a la siguiente pregunta…¿qué pasa con los vinos aromatizados?
En las estanterías de tiendas gourmets y otros establecimientos especializados disponemos ya de algunos vermús producidos en Galicia, algunos con base vínica D.O. gallega. Sin embargo creo que hay mucho margen de mejora en el “terroir”, o ese conjunto de características que definen concretamente cada zona de producción. Utilizar variedades gallegas blancas como el Albariño, Godello y Loureiro, y tintas como la Mencía, Brancellao y Castañal, para el vino base, por ejemplo, serían opciones muy interesantes. También habría que tener en cuenta las plantas aromáticas gallegas y frutas, que resaltan sus peculiaridades con nuestro clima húmedo y sus suelos. Con la tradición que tenemos en Galicia tanto de vinos, como de aguardientes y licores de hierbas, muy mal lo tenemos que hacer para no conseguir un buen producto final.
He de confesar que estoy últimamente reflexionando mucho sobre este asunto, y seguramente en pocos meses comparta con vosotros mis conclusiones. En una tierra tan rica y característica como la nuestra hay infinitas posibilidades que investigar, poner en valor, probar. ¡Veremos lo que nos depara en el futuro la tan valorada hora del vermú!